domingo, 21 de abril de 2013

LII

Corrían los días de largos cabellos
mi Dios en vida se encontraba el papel,
un pendejo de sol y sombra
queriendo deber hacer mucho mejor:
“yo he venido a hablar conmigo,
dentro de mí hay alguien”

Perdida en mis vetas negras
en el vicio que se inició en mis manos
en la profundidad del principal encanto
desorientada por el ángel sólido
con la cobertura caída y rota
y movida sólo por el joven
golpeaste contra el monte desnudo

Ahora sobre un soldado que se desliza
no hay más que muchachos en mis tazas,
salen a remar gritando
pero cubren el otoño y se desintegran

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