jueves, 22 de diciembre de 2016

LXXXIV (Visita a Lush)

El jabón a precio de jamón
es la gentrificación.

Visita a Lush, haiku para el trombón de Sara Baras.

Boris Varai Derrosa
Kioto, 1939

martes, 20 de septiembre de 2016

LXXXIII

¿Cómo serán los días tras esa ventana?
Más allá del parque, al otro lado de la avenida.
Hay tantas y tantas ventanas... Yo podría ser una más.
Tal vez entre los dos podamos ser una ventana.

LXXXII

Ah sí, perdonadme, he envenenado las canciones
con esta lana rancia que viene de detrás de mí;
a ella la hice mejor de lo que nunca será,
y a mí más de lo que puedo ser,
aquí no hay miseria ni mediocridad.

Ese mundo interior es mucho más justo, más verde
más rico y más profundo que el que me encuentro al salir,
siento al compartirlo que lo envío a su muerte,
un ser puro e inocente que no merece lo que luego sufre
y me veo claramente reflejado... ojalá fuera de oro.

Sólo soy un niño asustado envuelto en telas,
que quiere compartir fruta con una niña asustada
y en el aceite de la noche sentir que alguien le acompaña,
si no supe quemarme mejor no fue mala intención
su voz, su pelo y ella siempre estuvieron presentes en todo lo que quise.


Ayer bloqueó mis palabras, ¿sabéis?
no me deja alcanzarla,
ya ni siquiera puedo hablarle de este vacío,
así que ahora canto para vosotras
y cuando nadie mira remo en mi vaso buscando sus ojos negros.

miércoles, 17 de agosto de 2016

LXXXI

Pavle S. tiene todo lo que un joven muchacho podría desear,
su pelo es rubio y le cae sobre los hombros con gracia,
la media barba esconde el hecho de que aún es un niño,
tiene esas nobles plumas de ardilla que tanto gustan,
tiene el tacto de una morera bajo los párpados, y lo siente, y lo quiere,
su pecho guarda la fruta, y tiene acceso a la piel y al pan.

Pero Pavle es tremendamente infeliz,
a su alrededor el mundo le culpa por cosas que no ha hecho,
en la escuela le explicaron que su cuerpo era un arma cargada,
y el juego de la culpabilidad y de la duda han hecho mella en sus sueños,
Pavle, sólo es un chaval, no puede acceder a su consciencia sin anularse,
las miradas en la calle, y el recelo de sus amistades lo llevan al abismo paso a paso.

Cada vez irá perdiendo más y más la capacidad de ser alguien,
porque lo que él debe ser por naturaleza no tiene cabida hoy,
y la sociedad, ciega, enloquecida, irreconocible ya, aplaudirá a su muerte:
"al menos ese ya no le hará daño a nadie".

jueves, 17 de marzo de 2016

LXXX (Para los árboles)

Prefiero que no me despierten si el valle cambia de dueño,
no saber nada y dejarles que se levanten si pueden.

En parte será porque estoy vacío ahora,
con el producto del deseo
emancipado en el objeto de deseo,
hasta puedo sentir lo muertas que están mis ramas.

Viendo caer ese fuego
y este trecho del camino cubierto por la lluvia,
una parte de mí que ya ni siquiera es mía
me hace sentir un calor y una satisfacción que no sé si me merezco.

martes, 15 de marzo de 2016

LXXIX

Pronto nos van a hacer muy jóvenes, lo sabes, seguro,
y pronto yo tendré derecho a jugar con la vida de las personas,
así que no mientas, sabes que podría hacerte temblar toda la noche,
dime qué hacías en el pinar.

Oye, no me mientas, yo te he encontrado a ti
él tendría una rueda motriz en la cabeza,
pero el incendio empezó en tus cortinas
y nunca encontrarán el cuerpo.

viernes, 5 de febrero de 2016

LXXVIII

Nicaragua, era verano aún,
como dictadores de la sal manteníamos Somoza cubierta.
Siempre una perla a nuestro lado
y juntos pisábamos su corazón

"Dejadme en paz, me estáis matando"
"Ah, pero yo no soy una fruta, soy un hombre"

No nos entendía cuando le explicábamos,
no veía que el paraíso estaba en la cruz,
y no en el canódromo de Londres,
al otro lado de su mirilla para enanos

Recuerdo esos días y veo que teníamos razón,
ahora en las escuelas se estudia y juzga lo que hicimos
pero no mencionan el vino de naranja, el vicio legal,
la corrección política llenará el mar de dedos y de braguetas bajadas

viernes, 8 de enero de 2016

LXXVII (El 42º regimiento de ganaderos a caballo)

Tu tierra se seca,
ellos son extranjeros, la quieren,
mira, ya es suya,
han venido a ayudarte,
cualquier resistencia es inútil;
vas a morir.

Agáchate, síguelos,
pon las manos aquí, así,
no los pierdas de vista,
fíjate en cómo beben, fíjate en sus labios
siente que debes hacer aún más
pues más obtendrás tú de ellos que ellos de ti.

Sígueme ahora,
no digas nada
después de ese jersey siempre llega otra historia,
como después de mis enseñanzas cae más arena.

Por ahora no eres más que un pajarito enjaulado entre mis dedos,
podrías huir, pero no harás nada.

miércoles, 6 de enero de 2016

LXXVI

Nuestra gente vive en una lavanderia plegable,
es asiática y grita que la maten en directo
lanza cuervos al campo de vidrio,
y escupe a los niños, igual que haría cualquier otro chino.

"Nos lo quedamos todo", gritaba
"los diez vagones del tren", gritaba
"la pistola de tu abuelo y la garra de oso negro", gritaba
"nos quedamos también a los perros y al pájaro-pollo", gritaba.

La respiración de los niños blancos cae así en las carreteras
como caerían un par de perlas bajo el agua,
sus jóvenes padres se desnudan en cenizas,
y los seis días siguientes levantan robles, serbales, fruta.

¿Cuáles serán mañana nuestros fantasmas...?
Creemos dar lo recto al mundo aparente,
nunca pedimos nada a cambio de no ofender
y, ¿qué sentimos?: arroz y productos hereditarios.

Occidente se encargará de perder tanto sus estómagos sensibles
con balas de alambre enrollado,
como el alambre de enfardar
enrollado alrededor de los débiles bloques que son sus hijos.