Entre las sombras de la hierba
espera a que te marches,
solo y escondido
Su sangre te mancha los pies,
la verás al llegar a casa,
ya sin poder abrazarlo
Cae de espaldas al infierno
y queda dormido boca arriba
esperando el final
Sabía que no podía ser,
quizá empujó demasiado.
La luna, su pecho y el tuyo quedan así atrás.
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