Entonces empecé a soñar que despertaba,
porque haberla conocido ya fue doloroso,
pero no más que haberla tocado,
y no más que haberla tenido.
Sólo podría vivir sosteniéndola entre mis brazos,
no apretarla contra mi pecho me ahogaría,
y la idea de perderla haría incluso amarga su compañía...
Y no habría fin. Esa mierda no se acaba.
Realmente deseaba despertar anciano
un día, aún junto a ella,
y sólo recordar nuestra vida juntos,
todo lo demás no era soportable.
No hay comentarios:
Publicar un comentario