Detrás de un vidrio tintado nació mi amor,
los colores de la mañana transformaron el local,
el sonido de su voz me dio su forma sin verla,
y mi mundo giró aquel día, entre sus ojos.
En un trocito de cristal guardé ese amor,
y el rojo, el blanco y el castaño fueron los colores de la tarde,
y el aire se hizo de pronto duro al respirar,
porque mi mente ya sólo giraba, detrás de ella.
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